viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Por qué no tengo un ministerio juvenil más fructífero?"

Tal vez usted se esté preguntando lo mismo. En las páginas siguientes, quiero compartirle un plan bíblico que le permitirá ser fructífero al testificar de nuestro Señor, dondequiera que vaya, en cualquier lugar y bajo todo tipo de circunstancias.
Sin embargo, antes de compartirle ese plan, permítame llamar su atención al capítulo cinco del Evangelio de San Lucas, el cual relata un incidente en la vida de un pescador experimentado - Simón Pedro. El y sus compañeros de faena habían pasado toda la noche arrojando y recogiendo sus redes, pero no habían atrapado ni un solo pez.

Jesús observó a estos hombres cuando estaban lavando sus redes y le pidió a Pedro que empujara la barca un poco dentro del lago, para que El pudiera sentarse en ella y hablar a las multitudes que estaban alrededor suyo.
Cuando terminó de hablar, Jesús le hizo una promesa a este pescador - una promesa que prbablemente Pedro, cansado por el esfuerzo inútil de una noche de pesca, al escucharla pensó que era una tontería -. Jesús le dijo a Pedro que remara mar adentro y que echara sus redes, pues así lograría pescar. El evangelista Lucas anotó la respuesta de Pedro y lo que sucedió luego:
Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Y entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Jesús dijo a estos pescadores que quedaron impresionados con la demostración de Su poder, "desde ahora seréis pescadores de hombres". Ellos quedaron tan sobrecogidos por la presencia y el poder de Jesús que dejaron su trabajo para seguirlo.
En la vida no hay una experiencia más emocionante y más valiosa espiritualmente, que la aventura de pescar hombres para Cristo. Conforme usted siga las instrucciones del Señor, su red también puede llenarse - aunque nunca haya hablado de Cristo con alguien y aunque sea tan escéptico como Pedro -. Pero si también es obediente como Pedro, el Señor Jesus le honrará con muchas personas que repondan a su testimonio.


En todas partes del mundo he formulado dos preguntas básicas a millones de cristianos - jóvenes y viejos, ricos y pobres, cristianos nuevos y personas que han sido creyentes por más de medio siglo. Les he hecho estas preguntas a algunos de los cristianos más ricos y famosos del mundo. Las respuestas son siempre las mismas, no importa a quien le pregunte.

¿Cuál ha sido la experiencia más importante de su vida?
"Conocer a Cristo como mi Salvador, es absolutamente la experiencia más importante en mi vida," es la inevitable respuesta.
¿Qué es lo más importante que usted puede hacer para ayudar a otra persona?
De nuevo, todas las respuestas siempre coinciden
"Ayudarle a conocer a Cristo".

Estoy seguro que, si usted es cristiano, respondería de la misma manera. Sin embargo, cuán triste es saber que son muy pocos los cristianos que están hablando de Cristo a otros. Salta a la vista que algo está mal. Si usted es como la mayoría de los cristianos de la actualidad, nunca habrá llevado entoces una persona a Cristo. Sin embargo a usted le gustaría hacerlo, y en su corazón sabe que eso es lo que Dios quiere que usted haga. Jesús llama a todo creyente, "Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres".

Cuando comience a llenar sus redes con personas a quienes les presente a Criso, usted estará comenzando la aventura más emocionante, más gozosa y más valiosa que la vida puede ofrecer. Quizás, al igual que los discípulos, usted dejará las "redes" de sus estudios, los negocios o actividades profesionales, para seguirlo en esta gran aventura de testificar de nuestro Señor en su Jerusalén, su Judea, su Samaria y en todos los países del mundo.
El plan bíblico que quiero compartirle puede ser dividido en dos grandes categorías: la preparación personal y tomando la iniciativa.

Pasos para la preparación personal
La preparación personal es la clave para llegar a ser un cristiano fructífero. Si usted sigue estos pasos cuidadosamente y en oración, transformarán su vida y su manera de testificar de nuestro amado Señor.

1. Esté seguro de que usted mismo es cristiano
Hay millones de personas buenas, morales y religiosas que son muy activas en la iglesia pero que no están seguras de una relación personal y eterna con Dios. No están seguras de que al morir, irán al cielo. Si nunca le ha dicho a Cristo, "Te recibo como mi Salvador del pecado y el Señor de mi vida," le animo a hacerlo ahora. Jesús dijo, "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él.."!
Pídale que entre en su vida. Luego, en la autoridad de Su promesa, agradézcale que ha entrado como El lo ha prometido. El no le miente.
Después que le ha recibido, nunca lo insulte pidiéndole que entre a su vida de nuevo. Por el resto de su vida, comience cada día agradeciéndole por su presencia en usted. El ha prometido estar con usted siempre, y El dijo, "No te dejaré ni te desampararé".

2. Asegúrese de que no haya pecado inconfeso en su vida.
Si algunas actitudes o acciones pecaminosas están obstaculizando su comunión con Dios, El no podrá servir y amar a través suyo. Usted no podrá ser un cristiano gozoso, ni un testigo fructífero para Cristo.
La Biblia, la santa e inspirada Palabra de Dios dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad".
En el griego, el idioma original del Nuevo Testamento, la palabra confesar" (homologeo) significa "ponerse de acuerdo con" o "decir lo mismo que". ¿Qué lo que hace al ponerse de acuerdo con Dios?
Primero, usted reconoce que el pecado que ha cometido es malo. Segundo, de acuerdo con Hebreos capítulo 10, reconoce que todos sus pecados fueron pagados por Jesús cuando El derramó su sangre en la cruz. Ahora, agradezca a Cristo por morir por sus pecados.
Tercero, se arrepiente. El significado original de la palabra "arrepentirse" es literalmente "cambiar de modo de pensar". Usted cambia de actitud hacia su pecado, lo cual, por supuesto, a través del poder capacitador del Espíritu Santo, producirá un cambio en sus acciones. Voluntariamente deja de hacer lo que desagrada a Dios y comienza a hacer lo que a El le agrada.
En el momento en que el Espíritu Santo de Dios señale su pecado, confiéselo. Respire espiritualmente. Es decir, "exhale" confesando sus pecados. Cuando el Espíritu Santo le muestre un pecado que ha cometido o está cometiendo, no demore en confesarlo. La confesión de los pecados es esencial para una vida santa y para un testimonio entusiasta y fructífero de nuestro Señor.

3. Esté siempre lleno del Espíritu
Tal vez usted ya dedica muchas horas a la oración y al estudio de la Biblia, pero no siente gozo. No está viviendo esa vida abundante que Jesús prometió.
Para ser fructífero el testificar de Cristo, debe apropiarse por fe de la plenitud del Espíritu de Dios. Jesús prometió, "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jersalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo úlitmo de la tierra". Ser lleno del Espíritu Santo involucra invitar al Espíritu Santo a que lo controle y capacite, permitiéndole vivir una vida santa y consagrada y por fe hacerlo un testigo fructífero de El (Efesios 6:18). Ser lleno del Espíritu Santo lo prepara para servir como un testigo de Jesucristo. Si en este momento usted sabe que no está lleno del Espíritu Santo y verdaderamente desea ser un hombre o una mujer de Dios, puede hacer esta oración ahora mismo:
Señor Jesús, verdaderamente quiero ser una persona consagrada. Me arrepiento de mis caminos pecaminosos. Te entrego el control de mi vida. Renuncio a todo. Quiero que Tú seas mi Maestro y mi Señor. Ahora, basado en la autoridad de Tú mandato de ser lleno y de Tu promesa de que si pedimos algo de acuerdo a Tu voluntad, oirás y responderás, por fe, recibo la plenitud del Espíritu Santo".
Si hizo esta oración con fe, puede estar seguro, basado en el mandato y en la autoridad de Su promesa, ¡que ya está lleno del Espíritu Santo! Puede saber esto por fe, con o sin emociones, simplemente confiando en Dios y Su Palabra.

4. Esté preparado para comunicar su fe en Cristo
La preparación más efectiva para comunicar su fe, es mantener a Cristo en el trono de su vida, como el Señor de su corazón. En 1 Pedro 3:15,16 se nos dice:
Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Como cualquier otra destreza, la habilidad de dar razón de la esperanza que se tiene en Cristo - o "testificar" - se puede hacer mejor con capacitación y práctica.
Usted no necesita dedicar largos años de estudio para que Dios comience a usarlo.

(Bill Bright, como ser un testigo fructífero)

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