lunes, 19 de enero de 2009

CAMPAMENTO UNIVERSITARIOS RAPEL 2009: FORJADOS (LLAMADO-VISION-FE)

Aquellos a los que Dios escoge para el liderazgo tienen una distintivo común. Son personas que pasan por la fragua de Dios y son forjados en los años previos al ministerio de tal manera, que cuando es el tiempo de Dios para ellos, descu­bren que su carácter les lleva siempre a asociarse de forma natural con los heridos, con los débiles, con los rezagados, para asistirles en su travesía personal y ofrecerles la mano, para discipular y levantar vidas, para formar a otros como ellos también.

Es significativo que para apacentar a Israel, Dios escogió a un hombre que había sido anteriormente pastor de ovejas. Mejor dicho, Dios proveyó para David un tiempo de aprendizaje acorde con su llamado, aunque a un nivel muy inferior, que sería fundamental para el desarrollo posterior de su función ministerial. La expresión “de tras las paridas lo trajo’ revela un aspecto único del carácter del líder (Salmo 78, 70 al 72):
En un rebaño existen todo tipo de ovejas: grandes, pequeñas, más torpes, menos torpes, alegres, hurañas, etc. Entre ellas están las “recién paridas” que nunca pueden mantener el paso de las otras por lo que siempre se quedarán rezagadas, corriendo el peligro de descarriarse y perder la protección del rebaño. Por eso el pastor camina siempre detrás de ellas marcando un ritmo que puedan mantener.
Yo estoy convencido de que el líder llamado por Dios es también capacitado por el Señor de manera sobrenatural, para aprender a caminar detrás de las recién paridas. Y esto no es algo que se aprenda en la universidad o en el medio académico, que considero necesario, sino tiene que ver mucho más con las vivencias personales que marcan el carácter y el tempera­mento de una persona.


Aquellos a los que Dios escoge para el liderazgo tienen una distintivo común. Son personas que pasan por la fragua de Dios y son forjados en los años previos al ministerio de tal manera, que cuando es el tiempo de Dios para ellos, descu­bren que su carácter les lleva siempre a asociarse de forma natural con los heridos, con los débiles, con los rezagados, para asistirles en su travesía personal y ofrecerles la mano, para discipular y formas vidas, para levantar a otros como ellos también, dispuestos a asumir un liderazgo de corazón totalmente comprometido con Jesucristo y su causa.

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